miércoles, 13 de junio de 2012

ROMANCES


El Romancero viejo

Cuando los juglares recitaban los cantares de gesta, la gente pedía que repitieran los fragmentos más interesantes. El pueblo los aprendió y al repetirlos exclusivamente de forma oral, fue cambiando su contenido. En el siglo XV desapareció el gusto por los cantares de gesta, pero se siguieron recordando algunas partes de los mismos que se convirtieron en romances.
Romance es un poema formado por una serie indefinida de versos octosílabos, de los cuales los versos pares riman en asonante y los impares quedan libres.
Los primeros romances tiene su origen en el cantar de gesta. Cada uno de sus versos estaba dividido en dos partes o hemistiquios por una pausa ocesura con una sola rima asonante. El pueblo al aprenderlos utilizó la forma más fácil y breve; de forma que el segundo hemistiquio del cantar de gesta pasó a ser el segundo verso del romance, el segundo hemistiquio del segundo verso, pasó a ser el cuarto verso del romance y así sucesivamente.
Como la fórmula del romance gustaba mucho al público, los juglares empezaron a componer otros en los que daban noticias, recogían leyendas populares, etc.
Los romances tiene un lenguaje sencillo y sugerente. En muchas ocasiones, los juglares dejaban la acción interrumpida para dar mayor misterio a sus narraciones. Hasta el siglo XVI no se comenzaron a escribir los romances. A causa de la transmisión oral de los romances a través de los siglos; es posible encontrar varias versiones del mismo poema.

Clases de romances
  • Históricos: Tratan temas relacionados con la historia.
  • Fronterizos: Narran lo que pasaba en las fronteras o en las batallas fronterizas contra los moros.
  • Legendarios: Están basados en leyendas populares.
  • Carolingios: Narran hazañas de héroes de la épica francesa.
  • Novelescos: Se basan en temas inventados.
  • Líricos: Expresan sentimientos del autor.
El romancero es la agrupación de todos los romances que se han escrito desde el siglo XIV hasta nuestros días.
  • El romancero viejo: Está formado por todos los romances anónimos compuestos desde el siglo XIV al siglo XVI.
  • El romancero nuevo: Está formado por todos los romances nuevos o artísticos escritos por autores cultos y conocidos a partir de la segunda mitad del siglo XVI.
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Romance del Conde Arnaldos


¡Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de San Juan!
Con un halcón en la mano
la caza iba a cazar.
Vio venir una galera
que a tierra quiere llegar.
Las velas traía de seda,
la jarcia de un cendal;
marinero que la manda
diciendo viene un cantar
que la mar hacía en calma,
los vientos hace amainar, 
los peces que andan al hondo 
arribalos hace andar, 
las aves que van volando 
al mástil van a posar. 
Allí habló el conde Arnaldos, 
bien oiréis lo que dirá: 
-Por Dios ruego, marinero, 
dígasme ahora ese cantar. 
Respondióle el marinero, 
tal respuesta le fue a dar: 
-Yo no digo mi canción 
sino a quien conmigo va. 
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Gerineldo y la Infanta.


-Gerineldo, Gerineldo,
paje del rey más querido,
¡quién te tuviera esta noche
en mi jardín florido!
¡Válgame Dios, Gerineldo,
cuerpo que tienes tan lindo!
-Como soy vuestro criado,
señora, burláis conmigo.
-No me burlo, Gerineldo,
que de veras te lo digo.
-Y ¿cuándo, señora mía,
cumpliréis lo prometido?
-Entre las doce y la una,
que el rey estará dormido.
Media noche era pasada;
Gerineldo no ha venido.
-¡Oh, malhaya, Gerineldo,
quien amor puso contigo!
-Abridme, la mi señora,
abridme, cuerpo garrido. 
-¿Quién a mi estancia se atreve?
¿Quién llama así a mi postigo?
-No os turbéis, señora mía,
que soy vuestro dulce amigo.
Lo tomara por la mano
Y en el lecho lo ha metido.
Entre juegos y deleites
La noche se les ha ido,
Y allá hacia el amanecer
Los dos se duermen, vencidos.
Despertado había el rey
De un sueño despavorido:
"O me roban a la infanta
o traicionan el castillo".
Aprisa llama a su paje
Pidiéndole los vestidos:
-¡Gerineldo, Gerineldo,
el mi paje más querido!
Tres veces le había llamado,
Ninguna le ha respondido.
Puso la espada en la cinta; 
Fue donde la infanta ha ido: 
Vio a su hija, vio a su paje 
Como mujer y marido. 
"¿Mataré yo a Gerineldo, 
a quien crié desde niño? 
Pues si matare a la infanta 
Mi reino queda perdido. 
Pondré mi espada por medio 
Que me sirva de testigo." 
Y salióse hacia el jardín 
Sin ser de nadie sentido. 
Rebullíase la infanta, 
Tres horas ya el sol salido; 
Con el frío de la espada 
Se ha estremecido. 
-Levántate, Gerineldo; 
levántate, dueño mío;
la espada del rey, mi padre, 
entre nosotros ha dormido. -
Y ¿a dónde, mi señora,

que del rey no sea visto? 
-Vete por ese jardín 
cogiendo rosas y lirios; 
pesares que te vinieren 
yo los partiré contigo. 
-¿Dónde vienes, Gerineldo, 
tan mustio y descolorido? 
-Vengo del jardín, buen rey, 
por ver cómo ha florecido; 
la fragancia de una rosa 
la color me ha desvaído. 
-De esa rosa que has cortado 
mi espada será testigo. 
-Matadme, señor, matadme, 
bien lo tengo merecido. 
Ellos en estas razones, 
La infanta a su padre vino: 
-Rey y señor, no le mates, 
dámelo como marido; 
y si lo quieres matar 
la muerte será conmigo.


Romance de Bernal Francés

Sola estoy en mi casa 
namorando mi cojín; 
¿quién será ese caballero 
que a mi puerta dice "Abrid"? 
- Soy Bernal Francés, señora, 
el que te suele servir 
por la noche en la cama, 
por el día en el jardín. 
Alzó sábanas de holanda, 
cubrióse de un mantellín; 
tomó candil de oro en mano 
y la puerta bajó a abrir. 
Al entreabrir de la puerta, 
él dio un soplo en el candil. 
- ¡Válgame Nuestra Señora, 
válgame señor San Gil! 
Quien apagó mi candela 
puede apagar mi vivir. 
- No te espantes, Catalina, 
ni me quieras descubrir, 
que a un hombre he muerto en la calle, 
justicia va tras de mí. 
Le ha cogido de la mano 
y le ha entrado al camarín; 
sentóle en silla de plata 
con respaldo de marfil; 
bañóle todo su cuerpo 
con agua de toronjil; 
hízole cama de rosa 
cabecera de alhelí.
- ¿Qué tienes Bernal Francés, 
que estás triste a par de mí? 
¿Tienes miedo a la justicia? 
No entrará aquí el alguacil. 
¿Tienes miedo a mis criados? 
Están al mejor dormir. 
No temo yo a la justicia, 
que la busco para mí, 
ni menos temo criados 
que duermen su buen dormir. 
- ¿Qué tienes, Bernal Francés? 
¡No solías ser así! 
Otro amor dejaste en Francia 
o te han dicho mal de mí. 
- No debo amores en Francia 
que otro amor nunca serví. 
- Si temes a mi marido,
muy lejos está de aquí.
- Lo muy lejos se hace cerca 
para quien quiere venir, 
y tu marido, señora, 
lo tienes a par de ti. 
Por regalo de mi vuelta 
te he de dar rico vestir, 
vestido de fina grana 
forrado de carmesí, 
y gargantilla encarnada 
como en damas nunca vi; 
gargantilla de mi espada, 
que tu cuello va a ceñir. 
Nuevas irán al francés 
que arrastre luto por ti.

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